El VERDADERO MAESTRO@, es aquel o aquella persona que ejerce su profesión como un sacerdocio, enseñando con el ejemplo. El que muestra un comportamiento moral y ético dentro y fuera del aula. Es aquel o aquella profesora que se actualiza para aportar y ser competitivo. El que exige sus derechos, coopera y respeta la hora de llegada y salida. El que no lleva los problemas personales al aula. Es que tiene formalidades al vestir y expresarse, se ejercita en la planificación, organización e higiene. El MAESTRO@ no debe creerse un ser superior a los alumnos@. Debe entender que no hay distancia como seres humanos entre él y los estudiantes. La diferencia es quizás de conocimientos y experiencia.
El verdadero MAESTRO@ es el que cumple con sus deberes y el programa. El que es amigo del estudiante sin mermar su autoridad, lo aconseja y se preocupa cuando nota cambios en él. El que se coloca una venda como la justicia para no mirar si el estudiante es hembra o varón al impartir la clase o calificar los exámenes. El que critica con prudencia y da soluciones. El que aprende del estudiante, lo motiva, se comunica con sus padres y respeta las decisiones del gremio al que pertenece. Actúa sobre la base del principio de la impersonalidad en el mando cuando asigna una tarea. Los estudiantes y los padres deben comprender que el MAESTRO@ asigna las tareas, no porque el quiere, sino porque forma parte de los objetivos del programa.
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