Cuarentiún años se cumplen hoy, primero de julio, de la juramentación del doctor Joaquín Balaguer, candidato triunfante en las elecciones celebradas en 1966 después de la guerra que estalló el 24 de abril de 1965. Balaguer asumió en una ceremonia que contó con la presencia del vicepresidente de Estados Unidos Hubert H. Humphrey, que representó al Presidente Lyndon B. Johnson.
En su discurso de toma de posesión el líder reformista anunció un plan de austeridad como primer paso para sanear la economía nacional. En virtud a ese plan los sueldos quedaron rebajados en los sectores público y privado, y particularmente el salario del Jefe del Estado quedó en $750.00 mensual. El tope de las pensiones fue $300.00
En el gabinete que se integró ese mismo día participaron representantes de varios partidos, incluyendo el Revolucionario Dominicano, que encabezaba el profesor Juan Bosch y principal contendor del reformista.
En las secretarías de Industria y Comercio y Finanzas fueron designados dos reconocidos dirigentes del perredeísmo: José Antonio Brea Peña y Antonio Martínez Francisco, respectivamente, mientras que otro dirigente de esa agrupación, Juan Casanovas Garrido, ocupó una Secretaría Sin Cartera.
El Partido Liberal Evolucionista (PLE), que orientaba el señor Luis Amiama Tió, quedó representado por el doctor Tabaré Álvarez Pereyra, en la Secretaría de Salud Pública; el Partido Progresista Demócrata Cristiano, por su presidente Ramón Castillo, nombrado en la Secretaría de Interior, y Tomás Alcibíades Espinosa, secretario Sin Cartera, en representación de una de las facciones de la Unión Cívica Nacional .
Los demás secretarios de Estado fueron Altagracia Bautista de Suárez, Trabajo; Fernando Álvarez Bogaert, Agricultura; Víctor Hidalgo Justo, Educación; Gilberto Herrera Báez, Relaciones Exteriores; Luis Mauricio Bogaert, Obras Públicas, todos pertenecientes al Partido Reformista. El general Enrique Pérez y Pérez fue confirmado en la Secretaría de las Fuerzas Armadas. El poder legislativo escogió a Rodolfo Valdez Santana como presidente del Senado y a Patricio Badía Lara en la Cámara de Diputados.
La novedad política del gobierno encabezado por Balaguer fue la designación de 26 damas como gobernadoras civil de las provincias en que se dividía el territorio nacional, decisión que concitó un marcado respaldo de la mujer a las ejecutorias del líder reformista. Además, se emprendió una campaña para contrarrestar la deforestación, al extremo de que se dispuso el cierre de todos los aserraderos, así como el saneamiento de la Corporación Azucarera Dominicana (CAD), que terminó convertida en Consejo Estatal del Azúcar (CEA).
Antes de cumplir cinco meses en el poder el Gobierno divulgó la existencia de supuestos movimientos conspirativos, lo que motivó que el propio Presidente Balaguer, en una alocución al país, prohibiera las visitas que acostumbraba realizar a los cuarteles del país el ex presidente del Gobierno de Reconstrucción Nacional, general Antonio Imbert Barrera, disposición que fue aceptada por el héroe nacional.
La constitución vigente, sancionada a fines de noviembre de 1966, restableció la reelección presidencial y consignaba la celebración de elecciones municipales cada dos años. Así, en la justa de mediados de 1968, el partido oficial (el reformista) obtuvo un triunfo arrollador en la mayoría de los municipios.
En su primer mandato 1966-70 Balaguer en ocasiones recurrió a la energía y aplicó manos duras, pero en muchas otras oportunidades aplicó la tolerancia o la indiferencia al adversario, y más aún acudía a la conquista mediante la concesión de obras o la expedición de nombramientos en cargos importantes.
En síntesis, el régimen de los primeros 12 años del doctor Balaguer mantuvo una marcada estabilidad política y económica, sin llegar a los excesos de la dictadura y del gobierno débil o inepto. El desarrollo capitalista y financiero alcanzó niveles muy promisorios.
